Altea, siempre ha sido un pueblo de pescadores. Ya por el año 1.800 casi la totalidad de sus habitantes se dedicaban exclusivamente a la pesca.
Con técnicas desaparecidas como el “boliche” o el “rall” Altea se ponía a la cabeza con una flota de 60 barcos dedicados solo a la pesca de sardina, allá por los años 50.
Y es que en nuestro pueblo el pescado abunda, y mucho, gracias a la calidad de nuestras aguas y a su micro vida. En la bahía se encuentran las algas Posidonia y Cymodorea que desprenden una gran variedad de compuestos orgánicos que garantizan la calidad de nuestras costas y la de sus habitantes, para nuestro deleite.
La Lonja, nos provee cada día esa calidad de producto recién pescado y aún vivo que se requiere para la elaboración de nuestros platos de máxima calidad.
Bajo la premisa de un respeto máximo a esa calidad, muchos de ellos los presentamos en Restaurante Juan Abril sin apenas manipulación como la sepia, el calamar o el sepionet de la bahía a la plancha, chopitos fritos o fritura variada. O reconvirtiéndolos en un plato innovador como el carpaccio templado de gamba roja o nuestra sin igual zarzuela de pescado.
Nuestro enclave, nuestro sol y como no, nuestra lonja son regalos de inigualable valor que a buen seguro apreciarás en tu visita.