MARIDAR EL VINO
Maridar significa “casar”. Tiene la misma raíz etimológica que “marido”. Este verbo se usa casi de manera exclusiva para esa metáfora gastronómica de combinar vino y comida de la manera más adecuada.
La elección de un vino es una cuestión personal, muy subjetiva y tiene mucho que ver con los gustos propios y costumbres lugareñas. Sin embargo la ortodoxia instalada entre los gourmets y aficionados a la enología, ayudan a orientar y equilibrar sabores, por si alguno prefiere no arriesgar.
En general se puede decir que los platos de sabor intenso, maridan bien con vinos con cuerpo, porque así se potencian los sabores. De la misma manera, platos ligeros, casan mejor con vinos suaves y refrescantes.
De manera genérica, sin que sea dogma de fe y simplemente como sugerencia cargada de matices y excepciones, podemos decir que las ensaladas, las paellas y arroces (sobre todo si tienen una base de pescado), las carnes blancas suaves y los mariscos en general, maridan bien con vinos rosados y blancos secos con aromas frutales. Para carnes rojas, suelen combinar mejor vinos curtidos y maduros de uvas de sabor potente. Para legumbres, platos contundentes y guisos tradicionales de los que llamamos de cuchara, nos atrevemos a recomendar en general, un vino tinto. Si el guiso es más suave, el vino que puede encajar mejor, es un tinto joven. Si el guiso en cuestión es potente y de sabor intenso, puede recomendarse para acompañar, vinos de crianza y los reserva.
Para los postres, entendiendo que estos van a ser dulces o de elaboración repostera, desde luego nos atrevemos a proponer un vino dulce de los miles que hay en el mercado, en la línea de la mistela, malvasía o moscatel.
En Restaurante Juan Abril de Altea tenemos referencias para acompañar nuestra variada carta, y si usted lo prefiere, le recomendaremos una de ellas para ayudarle a que su visita se convierta en una enriquecedora experiencia gastronómica.