Nos gusta siempre transmitiros de mil maneras nuestra pasión por la gastronomía. Hablamos de calidades, sobre la importancia del producto, su procedencia, su manipulación, el resultado final…
Y es sobre este tema, igual de importante que todo el proceso de elaboración, sobre el que queremos hablaros hoy. El valor de la presentación de los platos.
El momento de emplatar, es uno de los momentos más trascendentes para un cocinero. Toda esa entrega aportada, junto con la sabiduría del buen hacer y el amor al oficio, tiene que trasmitirse a través de un único vehículo inicial, la vista. Hay que ser capaces de manera inequívoca de enamorar por la vista, una vez superada la prueba el resto de los sentidos se conectarán para contar la historia completa. La vista, el olfato, el paladar… sentimiento en estado puro.
Convertir comida en una pequeña obra de arte es el reto. Más allá de la presentación, que no es más que servir los alimentos de manera que resulten cómodos para comer y resulte un acto placentero, hay que llegar a la pura emoción, por que la gastronomía tiene que emocionar.
Los colores, las texturas, la temperatura tienen que convivir en armonía y “sonar” como uno solo para conseguir llegar a todos los sentidos.
Podríamos mostraros unas fotos preciosas de estudios y retocadas con Photoshop, para sugestionaros de la verdad de nuestras palabras, pero estamos tan convencidos, que hemos utilizado las vuestras. La verdad directa a la mesa y a través de vuestros ojos, sin filtros ni retoques.
Gracias por mostrar vuestras fotos, clientes orgullosos a través de TripAdvisor.