Hay pocos sabores tan intensos y contundentes como el de la gamba roja del Mediterráneo.
Este preciado crustáceo mediterráneo tan preciado gastronómicamente, tiene múltiples formas de ser guisado y condimentado. La salinidad que concentran sus jugos hace que por sí misma sea muy sabrosa dando su total versión gustativa simplemente con ser hervida o asada.
Ni que decir tiene que la gamba roja del Mediterráneo se usa con éxito en guisos, arroces y adornada de un sinfín de salsas y condimentos, y contrariamente a lo que con otros productos suele suceder, es su propio sabor el que domina siempre y se sobrepone a cualquier compañero de plato que viaje en paralelo a ella.
Hubo un tiempo no lejano, en el que los marineros decían que con periodicidad, la gamba roja se marchaba y desaparecía, hasta el punto de ser casi imposible encontrarla. Estudios avalados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) explicaron, que coincidiendo con unos ciclos climáticos de las aguas mediterráneas, se produce en determinados caladeros unos cambios de temperatura del agua, que provocan unos movimientos de la misma, que a su vez arrastran a la gamba a profundidades superiores a las normales. Vencido ese ciclo, la normalidad se recupera y también las capturas de gamba.
El Restaurante Juan Abril de Altea, tiene la mejor gamba roja y en concreto, su carpacio templado con ajetes y guindillas es sencillamente glorioso.