Para quienes disfrutan de los placeres relativos a la gastronomía, no hay comida o cena que se precie, que no acabe culminada con un buen postre. En esto, como en tantas otras cosas, el final, a veces, tiene una importancia capital. Un buen postre puede arreglar un menú mediocre… y al revés. Una trayectoria de aprobado justito, puede alcanzar nota si se culmina con una buena guinda.
Posiblemente todos tenemos en nuestro entorno cercano algún goloso compulsivo de aquellos que lamenta que esté socialmente aceptado que en todos los menús haya varios platos salados (aperitivo, ensalada, entrantes, pescado y/o carne) y que sólo haya un postre. Algún consagrado crítico gastronómico, ha reivindicado en más de una ocasión la variedad y cantidad de dulce en las mesas.
Aunque el Restaurante Juan Abril de Altea, es una arrocería reconocida y muy recomendable y podría presumir con razón de sus suculentos platos y guisos de pescado y marisco, de lo cual, sus responsables se sienten especialmente satisfechos, han tenido muy claro desde siempre no descuidar su dedicación a los postres.
En Restaurante Juan Abril, todos ellos son hechos en casa con recetas tradicionales y todos, cada cual según gustos y preferencias, son la guinda ideal a una excelente comida en Altea… frente al mar.