De nuevo la materia prima vuelve a ser protagonista. Alguna de ellas, a pesar de su discreción juega un papel determinante, incluso cuando ni siquiera se aprecia su presencia. Hablamos de la ñora, imprescindible para muchas elaboraciones a la vez que discreta y bastante desconocida en la mayoría de España.
La historia se remonta a la época de Cristóbal Colón. Él mismo trajo un puñado de simientes. Su primera aclimatación ocurrió en Murcia. De ahí se expandió hasta Alicante y más tarde a Cataluña. Más allá de estas tres zonas es prácticamente una desconocida.
El privilegio de contar con un ingrediente tan único, nos permite tomar la delantera el resultado de muchos platos y salsas, es el Unami de las paellas, el ingrediente secreto de la salsa Romanesco y ese color oscuro, tan característico que confiere a los arroces y guisos.
Su nombre científico es Capsicum Annuum. Se trata de un pimiento rojo tipo bola que, secado al sol se oscurece y convierte en la común y conocida ñora.
Son varios los tipos de elaboración, desde su forma seca, cruda o triturado a modo de especia.
Una vez está madura se deja secar al sol hasta que queda totalmente deshidratada. La ñora seca se utiliza normalmente tostándola con un poco de aceite hasta que adquiera una textura crujiente. Se utiliza mucho de este modo para majaos. Filtrar el caldo a través de un majao hecho con ñora, convierte el plato (arroces, calderos…) en otra cosa, su potente sabor lo transforma completamente.
Un uso también interesante es la de rehidratar con agua y extraer la pulpa o carne con un cuchillo. Se utiliza en gran medida en la elaboración de salsas.
La ñora triturada se convierte en el pimentón de ojilla, una especia única para dar sabor a todo tipo de platos, de pescados, fideguás, paellas de mariscos…
La versatilidad y gran resultado de la ñora la convierten en un elemento crucial en nuestra cocina. Utilicemos siempre productos que realmente suman.