ES TIEMPO DE CASTAÑAS
Igual que las heladerías son inequívocamente un elemento asociado al paisaje urbano del verano, los puestos de castañas lo son de las estaciones de frío.
De la misma manera que las flores asoman a nuestra vida en primavera en su característico estallido de color y funciona como premonitorio aviso de que llega el buen tiempo, para quienes no miran el termómetro, a modo de anuncio, algunas cosas indican de manera irremediable y periódica, que llega el frío:
- La caída de las hojas de los árboles
- Que acorta la tarde y oscurece más pronto
- Los anuncios de nuevos coleccionables en televisión
- Aparecen los puestos de castañas
El olor inconfundible de las castañas asadas invade la calle.
Casi es una liturgia: Acercarse al puesto e inevitablemente hacer cola esperando porque el proceso es lento, la capacidad de producción limitada, el riesgo de enfriamiento del producto alto y nulas las quejas de la clientela aguardando turno, cerca de la cálida lumbre.
El ritual
- Ese puchero con el culo ennegrecido de hollín lleno de agujeros en el fondo, descansando sobre el hornillo de brasas y reclamando pequeñas sacudidas periódicas para no quemar siempre el mismo lado..;
- El otro recipiente tapado con una vieja manta, para conservar el calor de las que ya están asadas..; Los cucuruchos de papel…
- Todo en conjunto son una reconfortante estampa que por sí sola combate el frío y da calidez a la tarde otoñal.
¿Cómo hacerlas en cassa?
Para los que quieran hacerlas en casa, siempre existe la opción de:
- asarlas en una simple sartén o incluso directamente en la bandeja del horno,
- asegurate de removerlas con frecuencia.
Y eso sí,
- Para evitar que exploten, antes de asarlas, en crudo, hay que hacerles un pequeño corte.
Con ello, no solo evitaremos que salten mientras se asan, sino que además conseguiremos pelarlas mucho mejor una vez sacadas del fuego y listas para ser consumidas. Y además puedes saber mucho más sobre sus propiedades haciendo aquí clic.
Se puede convertir en todo un ritual la tarde de domingo. Y sin perder lo tradicional.